Mucha gente se pregunta en que momento o cuánto tiempo después de iniciar su meditación dejaran de tener pensamientos distractores. La respuesta tal vez no sea la que esperan, pero es la real: Los pensamientos no desaparecerán.
Los pensamientos inevitablemente entran y salen de la mente, merodeando un rato en ella para después abandonarla; este es un proceso completamente normal. Por lo tanto, la idea no es dejar de tener pensamientos, sino minimizar el tiempo en que estos se quedan en nuestra mente y prolongar el espacio entre la aparición de uno y otro.
Para lograrlo, es fundamental romper la cadena, porque muchas veces el problema no es que llegue un pensamiento a nuestra cabeza, sino que nosotros caemos en la trampa y comenzamos a adentrarnos en él y seguir una larga e interminable cadena de pensamientos. Te será más fácil notarlo en este ejemplo:
Luisa está meditando esta tarde y a los pocos minutos de haber comenzado, cruza por su cabeza el recordatorio de que hoy tiene que entregar una película que alquiló en un videoclub cercano (si, aunque no lo creas, aún existen ;)); cuando este pensamiento llega a su mente Luisa tiene 2 opciones:
OPCIÓN A.- Sigue la cadena.
Cuando el recuerdo de la entrega de la película llega a Luisa, ella empieza a distraerse de su meditación, entonces se pregunta qué hora es, para determinar si alcanzará a llegar a entregar la película después de terminar de meditar…como cierran a las diez de la noche, el tiempo le alcanza perfectamente pues aún es temprano… tal vez hasta tenga tiempo de pasar a la panadería que queda cerca del videoclub y comprar los panecillos que tanto le gustan...pero no debería hacerlo, pues está tratando de vigilar su peso…pero ¿cuándo fue la última vez que comió sus panecillos?... ¡claro! fue el mes pasado, cuando se juntó con su amiga Marisol… por cierto, quede de llamarla esta semana para ir al teatro… tengo tantas ganas de ver esa nueva obra…aunque los boletos son algo caros y la verdad debería de invertir ese dinero en algo mejor… por ejemplo, en hacer la afinación al automóvil, que ya le toca… no vaya a ser que el auto me deje tirada nuevamente, porque un retardo más en el trabajo y ahora si me corren… y si me corren ¿qué haría?...los tiempos no están para darme el lujo de quedarme en paro… y esta cadena puede seguir y seguir y seguir interminablemente… para cuando Luisa se da cuenta, los 15 minutos que estaban dedicados a su meditación se han esfumado…
OPCIÓN B.- Apreciar el pensamiento y romper la cadena.
Cuando el recordatorio sobre entregar la película llega a Luisa, ella decide que es importante, entonces piensa “eso también es importante, pero por ahora estoy meditando, así que lo retomaré al terminar” y gentilmente regresa su atención al aquí y ahora, a su meditación.
Para controlar los pensamientos, no intentes hacer nada con ellos, déjalos ser, ¿por qué? porque entre más luchas contra un pensamiento, más se aferra y más tiempo permanece… se trata de liberarlo.
Si notas que un pensamiento llega, amablemente trae tu atención de regreso a la meditación; en cuanto comiences a pensar en lo que está cruzando tu mente, simplemente vuelve a enfocar tu conciencia en tu meditación, ayudándote de algún mantra o enfocándote en tu respiración.
Con la práctica continua, te deslizarás dentro del espacio entre los pensamientos y podrás controlar tu mente, logrando así total y plena concentración.
Inténtalo y nos cuentas… ;)
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