El cáncer,
lamentablemente, es una de las principales enfermedades de nuestros tiempos y
pocos se preocupan por analizar el fondo emocional
y psicológico de su origen, pero hoy veremos que la presencia de cáncer tiene
una estrecha relación con nuestros sentimientos, emociones y pensamientos y
como, a través de este reconocimiento, podemos contribuir en su tratamiento.
A continuación, presentamos una explicación holística
del cáncer, la cual está basada en el libro “El gran diccionario de las
dolencias y enfermedades” de Jacques
Martel, el cual puedes descargar desde nuestro LIBRERO.
¿Cómo se
desarrolla el cáncer?
Los seres humanos frecuentemente tienen células pre-cancerosas
en el organismo pero el sistema inmunitario, es decir el sistema de defensa
natural de nuestro cuerpo, se encarga de ellas antes de que se vuelvan
cancerosas; cuando las células anormales cancerosas se desarrollan de modo
incontrolado e incesante y el sistema inmunitario no reacciona frente a ellas,
proliferan rápidamente y pueden dañar el funcionamiento de un órgano o de un
tejido, pudiendo así afectar partes vitales del organismo. Al invadir estas
células ciertas partes del cuerpo, se habla de un cáncer generalizado.
Las emociones
reprimidas y el cáncer
El cáncer está principalmente ligado a emociones inhibidas y profundo
resentimiento, con relación a alguna situación que me perturba aún hoy, y
frente a la cual nunca me atreví a expresar mis sentimientos profundos.
Aun cuando el cáncer puede declararse rápidamente
después de un divorcio difícil, una pérdida de empleo, la pérdida de un ser
querido, etc., habitualmente es el
resultado de varios años de conflicto interior, culpabilidad, heridas,
penas, rencores, odio, confusión y tensión. Lo que sucede al exterior de mí
sólo es el reflejo de lo que sucede en el interior, el ser humano siendo
representado por la célula y el medio de vida o la sociedad, por los tejidos.
Con mucha frecuencia, las personas afectadas por el
cáncer, son personas amorosas, serviciales, muy atentas y bondadosas con su
entorno, sumamente sensibles, y que van sembrando amor y felicidad a su
alrededor. Sin embargo, mientras dan tanto para su exterior, viven rechazando sus emociones personales y
dejando de lado sus propias necesidades. Durante todo este tiempo, sus
emociones personales están inhibidas en lo más hondo, conformándose y engañándose
con la satisfacción externa en lugar de la interna, ya que la estima propia es
débil.
La
victimización
Con el constante auto rechazo se empieza a
desarrollar la creencia “¡¿De qué sirve luchar?!”.
Si vivo muchas emociones fuertes, de odio,
culpabilidad, rechazo, estaré en muy fuerte reacción (al igual que la célula);
incluso me sentiré responsable de los
problemas y sufrimientos de los demás y querré autodestruirme, cayendo en
el juego de la “victima”, con resentimientos para con la vida porque “es
demasiado injusta”; y así como me vuelvo víctima de la vida, pronto me vuelvo víctima
del cáncer.
Suele ser el “odio” hacía alguien o una situación que me carcome el interior la que hará que se autodestruyan las células. Este odio está profundamente hundido en el interior de mi ser y frecuentemente ni siquiera tengo consciencia de que existe; está sepultado detrás de mi máscara de “buena persona”. Mi cuerpo se desintegra lentamente porque mi alma se desintegra también: necesito colmar mis deseos no satisfechos en vez de únicamente complacer a los demás. Debo concederme alegrías, “pequeños dulces”.
Acumulé
resentimiento, conflictos interiores, culpabilidad y auto rechazo porque
siempre actué en función de los demás y no en función de lo que yo quería. Mi paciencia ejemplar se acompaña frecuentemente de una débil autoestima
y evito darme amor y aprecio porque creo que no lo merezco. Mi voluntad de
vivir se vuelve casi nula. Me siento inútil.
“¿De qué sirve vivir?” piensa mi ser, así que el cáncer es su modo de acabar con la vida.
La autodestrucción se vuelve un suicidio disfrazado, motivado por la sensación
de haber fallado en la vida, la cual veo como un fracaso.
Los diferentes
tipos de cáncer
Como sabemos el cáncer puede afectar a casi cualquier
parte del cuerpo.
La parte del
cuerpo afectada, brinda explicaciones más específicas sobre la naturaleza del
problema, indicando los esquemas mentales o
actitudes que se deben adoptar en cada caso particular, para hacer que
desaparezca la enfermedad.
Hay que retomar contacto con el “yo interior” y
aceptarme tal como soy, con mis cualidades, mis defectos, mis fuerzas y mis
debilidades.
Cáncer de seno
o cáncer de mama
Los pechos representan el lado femenino del ser
(inclusive los hombres tienen un lado femenino). El cáncer de mama se relaciona
con la feminidad y la maternidad. Este tipo de cáncer suele indicar ciertas
actitudes y pensamientos profundamente arraigados desde la tierna infancia.
Se ha descubierto que este tipo de cáncer
generalmente viene de un fuerte
sentimiento de culpabilidad interior hacía uno mismo o hacía uno o varios de
los hijos: “¿Por qué ha nacido?, ¿Qué hice para tenerlo? ¿Soy bastante
buena madre o mujer para cuidar de él?”, todas estas preguntas aumentan el
nivel de culpabilidad, llevando al rechazo y aumentando el temor a al rechazo
por parte de otros.
Cáncer de
pulmón
Al estar los pulmones directamente vinculados a la
capacidad de vivir, el cáncer en los
pulmones indica miedo de morir. En efecto, hay una situación de vida que
roe por dentro y da la sensación de muerte. Quizás es después de una separación
o de un divorcio, de la muerte de un ser querido, de la pérdida de un empleo
que es muy importante para mí; de hecho, toda situación que para mí represente conscientemente
o inconscientemente mi razón de vivir, puede ser el origen de mi cáncer.
Cuando desaparece mi razón de vivir o si tengo miedo
de que desaparezca, esto pone en evidencia que la otra posibilidad que a mí se
me presenta es, en cierto modo, la muerte.
Cáncer de estómago
Si tengo cáncer de estómago, debo tomar consciencia
del “trozo” o de la situación que no soy capaz de digerir. Esta situación “que
no pasa”, la vivo de un modo muy intenso y muy fuerte.
Es importante tomar consciencia del porqué de esta
situación y cuál lección tomar para “dejar pasar la tormenta”. Sólo puedo ganar
si suelto la ira y el rencor,
sustituyéndolos por la aceptación y el perdón.
Si
quieres conocer los orígenes psicológicos y emocionales
de
algún otro tipo de cáncer,
puedes
consultar las páginas 136 a 144
del
libro que mencionamos al principio
“El
gran diccionario de las dolencias y enfermedades”,
el
cual puedes descargar desde aquí
o de nuestro librero.
La Aceptación
Aceptar la enfermedad es esencial para que pueda
luego “luchar”. Si me rehúso a aceptar mi enfermedad el proceso de curación se
estanca ¿Cómo puedo curar algo que no he aceptado? Es fundamental dejar caer
las viejas actitudes y costumbres morales.
Abrir el corazón y tomar consciencia de todo lo que
la vida puede traer y de la medida en que formo parte de ella, me regresa al
camino de la salud. Recibir un tratamiento en curación natural, masaje o
cualquier otra técnica con la cual me sienta a gusto, tendrá el efecto de una
armonización que me permitirá abrir mi consciencia a todas las maravillas de la
vida y la belleza que me rodean, fortaleciendo así mi sistema inmunitario.
En realidad, la aceptación es un paso importantísimo
no solo para tratar el cáncer, sino cualquier enfermedad o padecimiento. Puedes
aprender mucho más de las causas de las dolencias y enfermedades relacionadas
con los pensamientos, sentimientos y emociones en “El gran diccionario de las dolencias y enfermedades” de Jacques
Martel, un libro tan atinado, que cada vez que padezcas de algo que afecte
a tu salud, correrás a consultarlo y te impactarás con lo acertado que es.
Luz y Amor.