Has una lista de las personas a quienes amas... Ojalá tu lista sea muy
grande. Piensa en tus riquezas: tienes cualidades, virtudes, experiencias,
buenos sentimientos, buenos pensamientos. Eres capaz de sonreír, de abrazar, de
escuchar atentamente, de estimular, de motivar... Anota junto al nombre de tus
amigos, familiares y conocidos, qué de toda tu riqueza puedes compartir con
ellos. Piensa qué les gustaría recibir a cada uno: una sonrisa, una tarjeta de saludo
hecha por ti mismo, un agradecimiento, un abrazo, un libro, una parte de tu
tiempo...
Y lo más importante, ¡comienza ya a dar algo de ti mismo! Todos esos
regalos son verdaderas expresiones de amor. Y mientras más amor entregues, más
amor recibirás. ¡Nunca se te acabará!
¡Felices Fiestas!
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