Un hombre triste por muchos problemas, recurrió a Dios, con rezos y peticiones, susurrando: "Dios, háblame"... y una alondra de praderas cantó, pero el hombre no escuchó.
Así que el hombre gritó: "¡Dios, háblame!"... y un trueno se escucho en el cielo. Pero el hombre no oyó.
El hombre miro todo a su alrededor y dijo: "Dios, déjame verte"... y una estrella resplandeciente apareció brillando en el cielo, pero el hombre no la vio.
Así que, de nuevo, gritó: "Dios, muéstrame un milagro"... y un bebe nació. Pero el hombre no lo notó.
Así que con mucha desesperación grito: "Tócame Dios, y permiteme saber que estás aquí"... entonces Dios lo tocó, pero el hombre no se di cuenta, quitó la mariposa y comenzó a caminar.
El hombre, llorando le dijo a Dios: "Por favor, ¡Necesito tu ayuda!"... y un correo electrónico cargado de buenos ánimos recibió, pero el hombre lo borró y siguió llorando.
El hombre estaba tan ensimismado y cerrado que dejó pasar grandes bendiciones, simplemente porque no se presentaron en la forma que él esperaba.
"Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro"
Albert Einstein
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