La noche del 23 de Junio se celebra el nacimiento de San Juan Bautista, celebración que se extiende durante todo el día 24, pero la tradición de los rituales de este día se remontan mucho más atrás en el tiempo. El 21 de junio se celebra en el hemisferio norte, el día más largo del año, el cual se vive con el solsticio de verano.
Definitivamente no es un día como los demás, la naturaleza, el hombre y las estrellas se disponen a celebrar una fiesta, cargada de gran poder y magia.
Hadas y deidades de la naturaleza andan sueltos por los campos; los agricultores dan gracias por el verano, las cosechas, las frutas y por disponer de más horas para cumplir con sus tareas y entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres; además se debe comenzar a almacenar alimentos para pasar el otoño y el invierno.
La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.
En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de las montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.
En la noche de San Juan tradicionalmente se rinde culto al Sol, por medio de su vínculo a los cuatro elementos:
El Fuego se representa con la hoguera que, según las creencias paganas, es nutridora del sol; quema lo antiguo y da paso al futuro. Es el elemento purificador que nos libera de la mala suerte.
Alrededor de la hoguera se salta y baila hasta que amanece y con este baile se incluye al elemento Aire, que nos da la vida y se invoca al bailar en círculo.
El Agua se considera que a partir de las doce de ésta noche está bendita, es milagrosa, cura enfermedades y proporciona la felicidad. Es símbolo de amor. Se dice que esta noche todas las aguas tienen virtudes curativas.
Y finalmente la Tierra, símbolo de fertilidad y a la cual se venera por medio de los vegetales presentes en la celebración y enramando balcones con diferentes flores y plantas.
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