Peleas, discusiones, disgustos, problemas, contratiempos, accidentes y todo este tipo de acontecimientos son situaciones que, según la forma en las que las tomemos, pueden cargarnos de forma negativa y romper con el equilibrio que veníamos teniendo.
Al estar en este tipo de situaciones las frecuencias energéticas negativas se instalan en nuestro campo de energía, generando costras negativas que disminuyen la frecuencia de vibración y establecen patrones de “malas vibras” o “costras psíquicas”.
Cuando estas costras se han instalado comienza el proceso de atracción de energía similar, la cual los seres humanos estamos acostumbrados a llamar “mala suerte”, o “mala racha”; la salud se empobrece, la energía física decrece, se pierden buenas oportunidades, los caminos parecieran cerrarse y las cosas comienzan a perder su equilibrio perfecto.
Al estar en este tipo de situaciones las frecuencias energéticas negativas se instalan en nuestro campo de energía, generando costras negativas que disminuyen la frecuencia de vibración y establecen patrones de “malas vibras” o “costras psíquicas”.
Cuando estas costras se han instalado comienza el proceso de atracción de energía similar, la cual los seres humanos estamos acostumbrados a llamar “mala suerte”, o “mala racha”; la salud se empobrece, la energía física decrece, se pierden buenas oportunidades, los caminos parecieran cerrarse y las cosas comienzan a perder su equilibrio perfecto.
Este es el momento en que nos ayudaría buscar alguna forma para limpiarnos de esas energías intrusas, por ejemplo por medio de reiki, hierbas, esencias, velas o alguna otra forma que nos ayude a estabilizar la frecuencia de nuestro campo energético.
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