Siéntate de frente al árbol en una silla o banca, con los pies plantados en el suelo (de preferencia sin calzado).
Coloca tus manos a los costados del árbol mientras te concentras y visualizas como el chi (energía) del árbol se absorbe a través de las palmas de tus manos; permite que esa energía recorra tu cuerpo hasta salir por tus pies y envíala de regreso a las raíces del árbol. Repite el ciclo cuantas veces sientas necesario.
Esta meditación libera y transforma la energía negativa en positiva, además logra aterrizar a la persona que la práctica.
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