Hay un blog que sigo desde hace tiempo y en el cual en días pasados se publicó un post que me encantó; quisiera compartirlo con todos ustedes, porque ¿quién sabe? podríamos ahora mismo estar formando parte de una nueva cadena misteriosa...
"Me obsesiona mucho esto. Tal vez te ayude. Sólo préstame atención un
minuto. Imagina que sube a mi taxi un hombre cualquiera, me indica un
destino y después, ya en marcha, nos ponemos a hablar. Primero hablamos
de lo típico, ya sabes, del tiempo, del tráfico… pero poco a poco, casi
sin querer, nos vamos adentrando en una de esas conversaciones que
motivan, que alimentan, hasta el punto de variar nuestro estado de
ánimo. Imagina que al llegar a su destino, el hombre me paga y sale del
taxi con un semblante más alegre (fruto de la conversación que acabamos
de mantener), y así continúa hasta llegar a la cafetería donde
acostumbra a desayunar antes de entrar al trabajo. Imagina que pide un
café con leche, como todas las mañanas, pero víctima aún de los efectos
de aquel trayecto hoy se muestra especialmente jovial con la camarera. A
ella le sorprende; no es fácil encontrar gestos simpáticos a las ocho y
media de la mañana.
La camarera, sin querer, se contagia de esas buenas vibraciones y le
da por acordarse de lo mucho que se divertía con su marido. Fue
precisamente eso lo que le atrajo de él. Así fue como surgió el amor
hace ya tantos años; no como ahora, que su vida en común hace aguas y
están al borde del divorcio. ¿Por qué se perdió esa chispa?, se pregunta
la camarera. Imagina que gracias al estado de ánimo del usuario de mi
taxi, la camarera encuentra el empujón que necesita para darle una
última oportunidad a su marido. Le llama por teléfono y en tono
divertido le propone volver a pasear por ese parque, el mismo que
frecuentaban cuando eran novios. El marido accede contagiado por el
estado de ánimo de ella, contagiada a su vez por el buen humor de aquel
cliente. Los dos acuden al parque, y recordando con humor los viejos
tiempos, vuelve la chispa, y acaban anulando los papeles del divorcio.
Meses después la camarera queda embarazada. Será niño. Buscan nombres al
azar y al final se deciden por Daniel. No lo saben, ni lo sabrán nunca,
pero Daniel es mi nombre, el nombre de aquel taxista que cambió sin
querer sus vidas.
Ya sé que es mucho imaginar, pero todo es posible. Da vértigo pensar
por un momento en el descomunal poder que esconde el efecto mariposa.
Cualquier gesto tuyo y sin que tú lo sepas puede variar para siempre el
curso de otras vidas, y éstas el de otras y así sucesivamente en un
orden exponencial de dimensiones cósmicas. Lo que intento decir es que
eres esencial en esta vida. Que aunque no lo sepas, formas parte de un
engranaje perfecto. Así que ánimo. El futuro del mundo entero depende de
un pequeño gesto tuyo. No lo olvides."
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