Un rey de un vasto imperio tenía tanto poder que para él los sabios eran meros empleados. Sucedió que un día se sintió confundido y convocó a los sabios. Esto fue lo que les dijo:
“Ignoro la razón, pero algo me impulsa a lograr un anillo que estabilice mi estado. Debe de poseer la capacidad de cambiar mi desdicha en felicidad. Incluso si me siento feliz, al mirarlo debe devolverme a la tristeza.”
Después de profundas meditaciones y largas consultas, los sabios llegaron a una decisión final sobre cómo debía de ser el anillo.
Y el anillo que idearon llevaba esta inscripción: “Esto también pasará”
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