Un sabio tomaba té con su discípulo, interesado en descubrir las grandes verdades universales. El joven preguntó: -Maestro, ¿qué ocurre con el cuerpo y el alma después de la muerte?
El anciano dejó caer la taza, que se hizo añicos, y preguntó al discípulo: - ¿Qué ves?
-Que se ha roto la taza.
-Exacto, la taza ya no es taza, pero el té sigue siendo té...
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