Fue en el 2009 que comencé a estudiar Reiki… como comenté en este post anterior, decidí hacerlo de forma independiente, sin embargo, una
persona muy cercana a mí, lo hizo acudiendo a cursos con un Maestro Reiki de
la ciudad donde vivíamos en aquel entonces.
Aunque no tomé el curso, por el hecho de que esta persona lo
estaba haciendo y compartíamos departamento, no era extraño llegar y encontrar
personas practicando Reiki o platicando del tema… en más de una ocasión, abrí la
puerta para encontrarme con alguien recostado en la alfombra, mientras le hacían
imposiciones de manos y hasta rodeada con piedras y cristales… fue una época muy
bonita y llena de aprendizaje.
Escuchar y observar a aquellos estudiantes y practicantes de
Reiki, me hizo darme cuenta de algo: cuando se entra en este mundo con egos descontrolados
o un punto de vista limitado de lo que esta o cualquier otra disciplina pueden ofrecer,
puede desarrollarse una forma muy alejada de lo que este tipo de terapias buscan enseñarnos.
Me enfocaré en lo que en aquel entonces más llamo mi atención:
conforme algunos de aquellos aprendices de Reiki, avanzaban en su camino y recibían
iniciaciones de más niveles, comenzaron a transformar la humildad del
aprendizaje en la soberbia de la maestría. No era raro oírlos referirse a ellos
mismos como “sanadores” … "¿sanadores?", me preguntaba yo, limitándome a escuchar
y tratar de comprender.
Algo que me ha quedado claro a lo largo del tiempo, es que
nadie puede sanar a alguien que no quiera ser sanado. Si una persona acude al Reiki
o cualquier otra terapia, es con el fin de recibir ayuda, pero haga lo que
haga, solo funcionará si la persona afectada así lo quiere y permite. En esto influyen
muchos factores, pero no quiero desviarme del tema.
Un facilitador de Reiki, como comentamos en una publicación previa, no tiene poderes especiales ni nada extraordinario al resto; la única
diferencia es que esta persona decidió estudiar, practicar y adentrarse en el Reiki.
Es como alguien que decide ser arquitecto: cualquiera puede serlo, solo
necesita decisión y acción; decidir que quiere ser arquitecto y ponerse a estudiar
para lograr desarrollar las aptitudes que lo convertirán en uno. Habrá personas
que se les facilite más, alguien a quien, tal vez, naturalmente se le den las matemáticas,
encontrará más sencillo cursar la carrera, pero cualquiera puede lograrlo con
esfuerzo, motivación y dedicación. Y eso también se aplica a quien decide ser Reikista.
El detalle viene cuando la persona logra ese objetivo y
desarrolla un halo de orgullo mal entendido y presunción. Ya tenemos claro que
alguien que da terapias de Reiki no es un sanador; ponte a analizar y date cuenta
que no es la persona que te da Reiki quien te esta sanando, sino la energía que
se canaliza a través de ella.
Entonces, podríamos decir que un Reikista en realidad es un
canalizador, ya que toda su preparación como Reikista lo pone en forma para
convertirse en un transmisor… ¿Qué transmite? Lo esencial y más importante es: ENERGÍA.
Pero no solo eso, el canalizador de Reiki transmite también mensajes, información,
cuidados, conocimientos, etcétera.
Y aquí es donde el canalizador de Reiki, si se reconoce con
esta importante labor y la desarrolla con integridad, se vuelve una pieza clave
en la sanación de una persona, ya que su intervención puede ser el detonador
que la persona necesita para transformar su experiencia, ya que un Reikista consciente
compartirá con la persona atendida todo lo que ésta necesita para manifestar su propia sanación, es decir, se convertirá
en el maestro que le enseñe a lograrlo, apoyado siempre de la maravillosa energía
universal amorosa y perfecta que está ahí para quien decida utilizarla.
Si es que te dedicas a dar cursos o terapias de Reiki, aléjate
de la arrogancia que te hace considerarte un SANADOR; procura un acercamiento humilde,
y orgullosamente reconócete como un CANALIZADOR, empoderando a tus iguales a
desarrollar su máximo potencial.
Hola! Durante 5 años he estudiado los textos de la Dra. Valerie V. Hunt, quien por décadas estuvo a la cabeza de un centro de investigación en California, donde científicamente y mediante equipo electrónico se estudió lo que sucede cuando una persona enferma acude a terapia con una persona que efectúa terpias de sanación (practique éste último una técnica, la que sea, o no). Recomiendo mucho su aporte al entendimiento de lo que realmente sucede cuando haces Reiki, sanación shamánica, pránica, oración, qi gong, etc., etc. a modo de esclarecer lo más objetivamente posible el rol del terapeuta, sanador, canalizador, etc. Con todo respeto a tu opinión personal y con miras a ampliar el marco de referencia, mi aporte personal es el siguiente: Estoy de acuerdo contigo, en que al igual que un buen arquitecto, médico, abogado, etc. El practicante de Reiki (en este caso) no debe ser arrogante, ni soberbio. Sin embargo su papel como terapeuta sí es importante y al ejecutar la terapia, no es simplemente un canal "inerte", por así decirlo, sino que al ejecutarla adecuadamente funge el rol de cocreador, junto con la fuerza/sustancia/información "trascendental" que se manifiesta en el proceso de sanación. En mi opinión personal, si haces Reiki a un enfermo y el enfermo sana, eres sanador. Eres un ingrediente en la receta y eres importante; así como el enfermo es importante para el sanador en ese momento, pues le ayuda a conectar con lo mejor de si y del cosmos. No es malo sentirse importante, lo verdaderamente destructivo es mirar a los demás hacia abajo, cuando en realidad todos somos hermanos y nuestro deber es amarnos y respetarnos. Un abrazote desde desde México. Todo lo mejor y solo lo mejor!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu aporte, tan valioso e interesante… y totalmente de acuerdo contigo en que el papel del terapeuta es súper importante, ya sea en Reiki o en cualquier otra disciplina… de ninguna manera queremos decir que el ser un canalizador sea menos o más importante que ser un sanador… simplemente, que como bien mencionas, el reikista es “cocreador” es decir, no es por el solo que la sanación se manifiesta… lo que buscábamos transmitir con esta opinión, era básicamente lo que bien dices, y me gusta tu forma de ponerlo: eres un ingrediente de la receta, y como tal eres igual de importante que el resto… y no hay nada de malo en reconocerse como algo especial y con grandes capacidades… de hecho, ¡es lo que en este sitio tratamos de hacer! empoderar a todos y que se reconozcan como los seres maravilloso y divinos que todos somos!.... más que nad,a esta publicación es a modo de recordatorio a todos aquellos que se inician, en este caso, en Reiki, para que no olviden la parte de humildad, humanidad y hermandad, ya que es triste ver como en muchos casos, como dices, se empieza a ver al resto para abajo, como si fueran menos que, en este caso el reikista, y eso provoca muchas veces dependencias innecesarias y estancamientos, provocadas por el mismo terapeuta…
EliminarDefinitivamente podríamos resumir la enseñanza de todo esto en: reconocernos todos como igual de importantes, ayudarnos y respetarnos activamente, reconociendo que todas las partes de este todo tienen la misma importancia y valor.
Un gran abrazo para ti y mil gracias por tu retroalimentación… ;)
Totalmente de acuerdo. El ego muchas veces puede jugar malas pasadas cuando la mente esta desentrenada. Y si eres un canalizador esto pone ciertas barreras sutiles que te impiden llegar al 100% de la experiencia.
ResponderEliminarExactamente Rafael.... simplemente no hay que perder la consciencia de ello y mantenernos trabajando bajo la humildad y el amor... las cosas fluirán entonces... ;)
Eliminar