Existe un momento determinado en que al mirar atrás nos damos cuenta que nuestro mundo físico no es el objetivo final de la existencia y entonces las inquietudes sobre esa existencia nos obligan a mirar hacia adentro de nosotros mismos, allí donde reside la fuerza espiritual, un mundo extenso en experiencias, recuerdos, descubrimientos, un mundo lleno de Luz. Pero sólo podemos entrar en este mundo de luz, cuando ya hemos pasado por la oscuridad.
Es en ese mundo de luz donde se siente gran liberación y poder, donde se comprende que la voz del Ser Superior, es más fuerte que la voz de nuestro Ego.
Esa es la presencia que se siente como la voz interior que nos guía en todo momento, es nuestra Intuición. Estamos totalmente llenos de su presencia divina que nos protege, nos aconseja, nos habla. Es esa voz a la que a veces llamamos conciencia…
Irradiamos nuestro estado interior, reflejamos en nuestro rostro, nuestra sonrisa, nuestros ojos, y en la capacidad de tolerancia, bondad y amor, el Ser que nos habita adentro. Un ser lleno de luz transmitiendo y contagiando amor hacia cada una de las personas que están en nuestro camino. El ser humano tiene una inmensa capacidad para razonar cada acontecimiento y sacar conclusiones dejando de lado la voz interna, que es tanto o mayor que nuestro propio razonamiento, es nuestra conexión con la Divinidad. Una manera de sentirla diariamente en nuestra vida es decretando su acción plena en ella, invitando a esa presencia gobernante a comandar la armonía, la felicidad y la opulencia de la Divinidad en nuestra mente, nuestro hogar y nuestro mundo. Si aprendemos a confiar en esta presencia poderosa, nuestra vida se llenará de gozo, emoción y prosperidad.
Vamos a invocar entonces a ese Guía Interno para que actúe constantemente en nuestra vida diciendo cada día:
Es en ese mundo de luz donde se siente gran liberación y poder, donde se comprende que la voz del Ser Superior, es más fuerte que la voz de nuestro Ego.
Esa es la presencia que se siente como la voz interior que nos guía en todo momento, es nuestra Intuición. Estamos totalmente llenos de su presencia divina que nos protege, nos aconseja, nos habla. Es esa voz a la que a veces llamamos conciencia…
Irradiamos nuestro estado interior, reflejamos en nuestro rostro, nuestra sonrisa, nuestros ojos, y en la capacidad de tolerancia, bondad y amor, el Ser que nos habita adentro. Un ser lleno de luz transmitiendo y contagiando amor hacia cada una de las personas que están en nuestro camino. El ser humano tiene una inmensa capacidad para razonar cada acontecimiento y sacar conclusiones dejando de lado la voz interna, que es tanto o mayor que nuestro propio razonamiento, es nuestra conexión con la Divinidad. Una manera de sentirla diariamente en nuestra vida es decretando su acción plena en ella, invitando a esa presencia gobernante a comandar la armonía, la felicidad y la opulencia de la Divinidad en nuestra mente, nuestro hogar y nuestro mundo. Si aprendemos a confiar en esta presencia poderosa, nuestra vida se llenará de gozo, emoción y prosperidad.
Vamos a invocar entonces a ese Guía Interno para que actúe constantemente en nuestra vida diciendo cada día:
"Siento la presencia de mi Guía Interno actuando en mi existencia, manifestando la perfección en mi mundo, ella me acompaña y yo confío en su fuerza".
Y deja actuar el decreto sin preocuparte más, pero con la plena convicción de que tu Guía Interior está constantemente actuando en ti y para ti con armonía y perfección.
El mio lleva por nombre Raul y tambien me acompaña Cristian olvidar hablar con ellos es facil tan rapido como apagar la luz, pero siempre estan ahí esperando.
ResponderEliminar-J
Por eso es importante tenerlos presentes, no olvidarlos, como dices siempre estaran esperando, pero que ingratos seriamos de solo ignorarlos ante tal gesto de bondad, no crees???
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