Los espíritus naturales pertenecientes en un principio a un “espíritu colectivo” se dan a la tarea de crear todo lo que vemos en la naturaleza, diferenciándose estas tareas de acuerdo a el tipo de de espíritu natural, siendo así por ejemplo para la creación de una planta, que una especie absorba minerales y los transporten a la raíz de un plata, otra especie lleva humedad alrededor de la planta una vez que esta dio el brote y así sucesivamente hasta desarrollar y mantener en buen estado una hermosa planta, estas tareas son realizadas con dicha y placer y en la mayoría de los casos los espíritus naturales no se dan cuenta de que la labor que realizan es concepción no suya sino de la Dimensión Superior, sin embargo, los espíritus naturales de mayor evolución son aquellos que se dan cuenta de que estas tareas son inducidas en ellos; esto no implica régimen alguno de gobierno, excepto la inspección general que sobre ellos ejercen los devas superiores y sus subordinados.
Durante su existencia en la Tierra, los espíritus naturales tienen ventajas, pues la vida eterica no exige alimentación. Un hada absorbe los alimentos que necesita sin esfuerzo, directamente, del éter que la rodea. Esas sustancias nutritivas no son verdaderamente absorbidas; se trata de un intercambio de partículas que se produce sin cesar; las partículas cuya energía se ha agotado son eliminadas para dejar el lugar a otras, llenas de vitalidad. Los espíritus de la naturaleza no tienen deseos ni conocen las enfermedades ni la lucha por la existencia, de suerte que están exentos de las más frecuentes causas del sufrimiento humano. Solo llegan a sentir dolor a consecuencia de una desagradable o inarmónica emanación o vibración, pero pueden evitarlo por la facultad que tienen de trasladarse a gran velocidad de un punto a otro.
Experimentan profundos afectos y son capaces de entablar intimas y duraderas amistades de las que obtienen un intenso e imperecedero placer. Pueden sentir envidia y cólera, pero se desvanecen ante el vivísimo deleite con que llevan a cabo las operaciones de la naturaleza, que es su más señalada característica.
Evolución y Transición
Como resultado de su evolución, a los espíritus naturales se les despierta el deseo de individualizarse, en esta fase es cuando se ven mas propensos en la mímica de los humanos, copiando así nuestras vestimentas, utilizando por modelos los conceptos de pensamiento de los campesinos y niños e imitando ocasionalmente otras formas que han visto y admirado, como en el caso de los seres alados que probablemente se vean deleitados por la forma de algún pájaro o insecto de su preferencia, como podría ser el caso de las hadas quienes se ven impactadas por los colibríes. Esta adaptación de formas es común entre ellos ya que ninguno de los espíritus de la naturaleza tiene cuerpos sólidos fijos, su esencia es la del plano astral, lo cual les da la capacidad de “materializar” vehículos a partir de una materia eterica más densa
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