Cuando el Sol se ubicara exactamente por encima del Ecuador proveniente del Trópico de Cáncer, haciendo que el día y la noche tengan exactamente la misma duración, marca lo que conocemos como Equinoccio. En el caso del polo norte el Equinoccio de Otoño comienza en septiembre, mientras que en el polo sur ocurre en marzo.
A partir de ese momento, notaremos que las noches son poco a poco más largas, iniciamos el viaje interior sincronizado con el exterior de nuestra Madre Naturaleza, en el cual nos renovaremos y renaceremos junto a ella. Las cosechas terminan y la naturaleza decae paulatinamente, preparándose para su periodo de descanso en el Invierno.
Con el despojo de sus hojas los arboles nos invitan a soltar lo viejo y a encontrar en el fin del ciclo la concentración necesaria para comprender la vejez y la muerte. Nos referimos principalmente a una muerte espiritual, interna, de viejos sistemas y creencias... ya que para renacer hay que morir.
Es un excelente momento para reflexionar sobre lo que debemos dejar ir en nuestra vida, aquellas hojas de las que debemos despojarnos para dar nacimiento a nuevo follaje que vista la experiencia de vida única que vivimos día con día.
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