Se puede decir que existen dos tipos de personas en el mundo, los pesimistas y los optimistas. Ambos grupos tienen razón desde su particular punto de vista, la diferencia estriba en que el pesimista poco a poco se va dañando a sí mismo, al envenenarse mentalmente con sus pensamientos nocivos y destructivos, por el contrario, el optimista se fortalece y vitaliza con sus ideas positivas y benéficas.
En cuanto al optimismo debemos aprender a encontrar un equilibrio sano, para no caer en el error de desconocer la realidad con sus pares de opuestos; los cuales casi siempre encontramos en nuestra vida diaria.
El optimista equilibrado es una persona centrada en la realidad, pero con un sentido positivo de todo cuanto acontece en la existencia. Son seres más felices, agradables y positivos en su relación con sus semejantes.
El pesimista sólo percibe los errores, las carencias, las fallas, todo aquello que de alguna manera u otra no está funcionando de una forma adecuada, se queja de todo, critica y juzga a veces muy negativamente a quienes conoce, sobre todo sufre innecesariamente, puesto que al ver la vida desde esta perspectiva, sus percepciones están como bloqueadas, impidiéndole disfrutar de todo lo bueno y hermoso que pueda existir en su propia vida y en la de los demás.
El pesimista disfruta menos de la vida, vive más enfermo, fracasa más seguido, tiene más problemas en su trabajo o en sus estudios, sufre más, tiene menos amigos, su vida afectiva está disminuida o distorsionada, sus pensamientos no son claros ni precisos, su voluntad es débil.
Un día los pesimistas decidieron realizar una convención, desde luego que fue un fracaso, nadie asistió, porque todos pensaron que no iba a resultar...
Así funciona el pesimismo, se está derrotado antes de comenzar a intentarlo.
Por todo lo anterior es mucho mejor ser optimistas equilibrados, no es difícil formar parte de los optimistas, lo primero que se requiere es el deseo de pertenecer a este grupo, y en segundo lugar comenzar a pensar, sentir y actuar de una manera positiva.
En cuanto al optimismo debemos aprender a encontrar un equilibrio sano, para no caer en el error de desconocer la realidad con sus pares de opuestos; los cuales casi siempre encontramos en nuestra vida diaria.
El optimista equilibrado es una persona centrada en la realidad, pero con un sentido positivo de todo cuanto acontece en la existencia. Son seres más felices, agradables y positivos en su relación con sus semejantes.
El pesimista sólo percibe los errores, las carencias, las fallas, todo aquello que de alguna manera u otra no está funcionando de una forma adecuada, se queja de todo, critica y juzga a veces muy negativamente a quienes conoce, sobre todo sufre innecesariamente, puesto que al ver la vida desde esta perspectiva, sus percepciones están como bloqueadas, impidiéndole disfrutar de todo lo bueno y hermoso que pueda existir en su propia vida y en la de los demás.
El pesimista disfruta menos de la vida, vive más enfermo, fracasa más seguido, tiene más problemas en su trabajo o en sus estudios, sufre más, tiene menos amigos, su vida afectiva está disminuida o distorsionada, sus pensamientos no son claros ni precisos, su voluntad es débil.
Un día los pesimistas decidieron realizar una convención, desde luego que fue un fracaso, nadie asistió, porque todos pensaron que no iba a resultar...
Así funciona el pesimismo, se está derrotado antes de comenzar a intentarlo.
Por todo lo anterior es mucho mejor ser optimistas equilibrados, no es difícil formar parte de los optimistas, lo primero que se requiere es el deseo de pertenecer a este grupo, y en segundo lugar comenzar a pensar, sentir y actuar de una manera positiva.
Eso es todo... ¡Inténtalo!
Extraído del libro "Aprende a ser feliz controlando tus emociones"
Autor: Rolando Leal
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