Si tuviera alas todo sería más fácil pero Dios así lo ha querido, a la hora de crearnos ha decidido que no podamos volar, al menos por nuestros propios medios, por eso el camino he de hacerlo a pie, algunas veces ayudado por mis manos y otras, agarrándome a alguna cuerda que alguien ha decidido echarme.
Cada metro que asciendo voy notando la tranquilidad que se respira, ese aire puro que llena mis pulmones limpiándolos de todas las impurezas que cada día recibimos, esa paz que llena mis oídos y penetra dentro de mí haciéndome soñar, esa linda visión que a través de mis pupilas soy capaz de captar hasta allá donde termina el horizonte.
Todo es como un sueño, un sueño decorado por un estilista con muy buen gusto que compagina muy bien la combinación de colores, desde el verde oscuro de los altos pinos al azul claro del lejano cielo, desde el blanco inmaculado de la nieve allí en lo alto de la montaña hasta el amarillo de los campos de trigo en la llanura.
Lánzate a la aventura, asciende por tu montaña, no temas, pues nada te ha de pasar, solamente quizás descubras que la vida está ahí, esperando por nosotros para que podamos ver que, a veces, los sueños se hacen realidad.
Lánzate, sueña, pero sobre todo ¡¡¡ VIVE !!!
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